Os puede pasar, como me pasó a mi anoche, que entráis en un restaurante y no veis a nadie, ni camareros ni clientes, y pensáis: esto no me va a gustar. Además, al entrar habéis notado un ligero olor a rancio... y salís por la puerta.
Pero, ya habéis hecho la reserva y os da no se qué iros como si nada. Así que piensas: ya que estoy aquí....
Vuelves a entrar y ahora sí, aparece por el fondo un camarero, al que le decís que queréis cenar. Le seguis a otra sala, y boom, vaya cambio!! Esto sí que tiene buena pinta: la iluminación, la musica, el olor... todo es muchísimo mejor. Incluso hay clientes cenando!!!
Nota final: y si habéis reservado mesa, decidlo, porque os podéis perder alguna sorpresa que haya dejado algún amigo a vuestro nombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario